El Camino de Santiago es cada vez más popular entre los peregrinos chinos, y aunque todavía son pocos, su número aumenta cada año y el ritmo de incremento es muy fuerte.
Por motivos religiosos, culturales, conocer a gente o simplemente en busca de un turismo diferente, la Ruta Jacobea atrae cada vez más peregrinos del gigante asiático, y aunque muchos son estudiantes o profesionales que viven temporalmente en Europa, los que viajan directamente desde China también aumentan.
De los 15 peregrinos chinos de 2004 (sobre un total de 180.000) se ha pasado a los 510 de 2014 (un 0,21 % del total de casi 238.000) y a los 706 de 2015 (un 0,27 % de los 262.500).
En la primera mitad de este año, cuando aún no se había producido el gran salto de julio y agosto, ya habían llegado a Santiago 346 peregrinos chinos, según datos oficiales de la Oficina del Peregrino.
Aunque los peregrinos asiáticos son abrumadoramente japoneses y surcoreanos, cada vez es más frecuente ver a chinos, algunos de ellos fácilmente identificables por la pequeña bandera de su país que llevan colgando de la mochila.
«Es una experiencia inolvidable», describe a Efe Dai Yue «Carlos», un pequinés enamorado de España que ha realizado ya el Camino en dos ocasiones y pronto empezará la tercera.
Tras jubilarse como responsable en China de la filial de una empresa española, Carlos se decidió a hacer la peregrinación en 2014 y al año siguiente volvió, pero acompañado de un productor y un cámara porque está decidido a realizar un programa de televisión para la televisión china.
Para Carlos, el Camino es «una utopía» gracias a la comunicación y la solidaridad de los peregrinos, en la que «todo se comparte». En un punto más terrenal, destaca la riqueza de la gastronomía y la viticultura de las regiones por donde transita el recorrido.
China también tiene rutas de peregrinación budista por el Tíbet, pero este pequinés de etnia mongol explica que son mucho más duras y sin la infraestructura de la ruta europea.
Además, Carlos ha organizado el que muy posiblemente será el primer grupo organizado de chinos en realizar el Camino, con una decena de amigos que prevén comenzar la ruta en la localidad francesa de St. Jean-Pied-de-Port el 6 de septiembre, y desde allí lanzarse a la aventura de los 770 kilómetros hasta Compostela que conforman el Camino Francés.
Wang Yifei formará parte de ese grupo, y confiesa que se decidió viendo la fotos que Carlos les enseñó: «había oído antes del Camino, y me impresionaron los paisajes y los monumentos».
Esta ejecutiva de una entidad europea en Pekín espera «encontrar la paz» lejos del ajetreo de la urbes chinas y del teléfono móvil. «En China la gente siempre está muy ocupada pensando en ganar dinero y no se para a pensar», lamenta, por lo que ella espera poder reflexionar en los caminos españoles sobre «qué es lo más importante en mi vida».
Gu Shengrong hizo el Camino en verano de 2014 con su esposo y su hijo Rongzhi, que entonces tenía seis años, y recuerda especialmente el cariño y la atención que recibieron por parte de peregrinos y hospitaleros.
«Las personas avisaban de que había una familia china con un niño, así que ya nos estaban esperando» en los albergues, explica a Efe. «La gente se acompaña y se comunica. Es diferente a cualquier otro tipo de viaje».
Esta familia china se decidió mientras vivía en Coblenza (Alemania), donde el marido de Gu era profesor invitado. Ella, especializada en historia del arte, lo hizo por motivos religiosos, aunque él buscaba una forma diferente de hacer turismo.
También estaba en Europa, aunque en su caso en España, un estudiante chino de Periodismo que prefiere usar su nombre español, Patricio, que conocía la Ruta Jacobea por una profesora española en su universidad de Pekín y se decidió después de la experiencia de un compañero de piso durante el curso que pasó en Murcia.
Patricio explica a Efe que, para no perder clases, solo hizo los últimos 100 kilómetros del Camino desde Sarria, y al primer día ya había creado un grupo con jóvenes de varias regiones de España, británicos y franceses. Al poco «era como si nos conociéramos desde hacía mucho».
Este joven estudiante describe como «muy impresionante» las historias tan diferentes que se oyen en el Camino, al que considera un ejemplo de lo que es la vida: «incertidumbre» de qué te encontrarás el día siguiente y «curiosidad» por afrontarlo.
Si bien este año no pudo hacerlo completo «por falta de tiempo», Patricio afirma convencido a Efe que «por supuesto lo haré entero, sin falta», con el objetivo de «profundizar en la cultura española»
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